Tendemos a ver las cosas como deseamos que sean; y a oír, en el discurso político, solo aquello que nos gusta escuchar aunque no se ajuste a la realidad. Ellos lo saben bien y saben cómo confitarnos el oído.
Tendemos a ver las cosas como deseamos que sean; y a oír, en el discurso político, solo aquello que nos gusta escuchar aunque no se ajuste a la realidad. Ellos lo saben bien y saben cómo confitarnos el oído.